Y hay que saber separar la paja del trigo y ver bien de qué cosas somos responsables. Hay culpas y culpas, ¿no? Por ejemplo, no te podés culpar por amar, ¿qué vas a hacer? ¿Qué vas a hacer?, ¿resignar ese amor? No siempre la culpa es una buena consejera, a veces le pifia, y a veces no; a veces la culpa viene de una necesidad, de un sentimiento positivo. Reparar lo que se pueda reparar, y mirar al futuro. Ese es mi consejo.
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